Miles de millones de seres humanos han conocido a lo largo de los años, la vida de Job. Aquel que se mostró fiel a Dios ante las pruebas a las que era sometido. Pero pocos se han detenido en analizar al otro Job, al visionario, al emprendedor y empresario, que también era.
Nos dice la Escritura que Job era un hombre adinerado, que tenía propiedades y ganado; que era un hombre muy rico en su tiempo. Es cierto, y no hay que olvidar que era un hombre que manifestaba una profunda fe a Dios. Y por eso era bendecido, pero no hay que demeritar el esfuerzo de este hombre para generar un bienestar. La fe por sí sola no produce riqueza…pero tampoco lo hace el arduo trabajo. No poca gente sale muy temprano a trabajar muy duro durante días, meses y años. Durante una vida entera y no por eso son millonarios. ¿Por qué entonces Job sí lo era? Por una razón muy sencilla que se divide en diversos factores: Job era un hombre visionario, con perspectiva empresarial. Un hombre con determinación y valentía para emprender y estar dispuesto a arriesgar. Y, sin duda, con una agudeza para los negocios.
Dice la escritura que ese hombre bueno, rico y noble, un día es puesto a prueba y lo pierde todo, incluso a sus hijos y amigos. ¿Qué hizo Job al verse enfermo, pobre y solo? Lo que haría cualquier hombre con sus cualidades: aprender. Sí, durante esta etapa dura de su vida, Job aprendió a ser humilde; a que es solo una pequeña parte de toda la creación. Dios le da una lección cuando le dice: Dónde estabas cuando cree los cielos y la tierra. También aprendió que no todos son nuestros amigos, por más que lo presuman; y que un buen consejo puede venir de cualquiera, en su caso, del joven Elihú.
Cuando pasa el tiempo de la prueba, dice la Escritura que Dios bendijo en gran manera a Job. Volvió a ser rico, pero no como lo era antes, sino mucho más. Y también muy feliz.
Pero esta riqueza, al igual que la primera, no vino en un abrir y cerrar de ojos. Dios bendijo la vida de Job, pero Job trabajó mucho y puso en práctica todas sus cualidades, además de las nuevas enseñanzas. De esta forma fue como alcanzó de nuevo riqueza y felicidad.
El ejemplo de Job nos enseña que cualquier situación, incluso la más difícil, es una oportunidad de cambio, crecimiento, aprendizaje y emprendimiento de algo nuevo. Sin olvidar la humildad.